Thursday, March 25, 2010

Las Fiestas de Monseñor Romero


Las Fiestas de Monseñor Óscar Arnulfo Romero en El Salvador
Omar Trejo, cp
“El pueblo nunca ha dejado morir la memoria de Monseñor Romero... La vas a encontrar desde el momento mismo en que fue asesinado en el Hospitalito, fue acompañado por su pueblo durante toda esta predicación de sus homilías, en cuanto la gente también le llevaba los muertos y sus denuncias… ¿Desde cuándo se empezó a cuidar la memoria? Casi inmediatamente, luego fue recogido en cada comunidad, en cada grupo, en el campo, en la ciudad, a pesar del miedo…”
Hace cuatro años que llegué aquí y algo que me llamó la atención fue la manera en cómo en El Salvador se celebra, no la Fiesta, sino “las Fiestas” de Monseñor Romero. Desde mi experiencia aquí, me doy cuenta de que nuestro profeta es un símbolo muy importante que ha dejado una huella profunda en el pueblo salvadoreño, en católicos y no católicos, en creyentes y en personas que pertenecen a diferentes organizaciones que luchan por causas justas, humanitarias, de fe y que tratan de hacer un mundo mejor en este microcosmos que refleja de alguna manera el macrocosmos de nuestro mundo globalizado. Se trata de una religiosidad tan especial que une la celebración, la lucha, la alegría, el amor al pueblo sufriente y la admiración por Monseñor Romero porque fue evangelio vivo.
Cada año se conmemora un aniversario más de la pascua de Monseñor Romero, quien murió asesinado el día 24 de marzo de 1980. Su muerte es causa de su actuación como persona, como creyente y como pastor. Romero conoció de cerca la realidad del pueblo salvadoreño y se dejó tocar por la situación de injusticia que vivía su pueblo, lo que dio pie a su denuncia y al anuncio profético de esperanza. La consecuencia fue su martirio. El pueblo salvadoreño ha reinterpretado el asesinato de su pastor a la luz de la fe, ha conmemorado el mensaje de su obispo año con año hasta llegar a las actuales Fiestas de Monseñor Romero que conocemos hoy.
Estas Fiestas tienen resonancia en todos los rincones del país, desde el pueblito más alejado hasta las grandes concentraciones que se hacen en San Salvador, la capital del país con vigilias, marchas, peregrinaciones, romerías, celebraciones eucarísticas, conciertos, conferencias, análisis de la realidad, celebraciones ecuménicas y presentaciones de libros, entre otros.